-
-
Difusión de oxígeno de los capilares
periféricos a las células de los tejidos
El oxígeno está siendo utilizado
siempre por las células. Por tanto, la Po2 intracelular de las células de los
tejidos periféricos siempre es más baja que la Po2 de los capilares
periféricos. Además, en muchos casos hay una distancia física considerable
entre los capilares y las células. Por tanto, la Po2 intracelular normal varía
desde un valor tan bajo como 5 mmHg hasta un valor tan alto como 40 mmHg, y en
promedio (mediante medición directa en animales inferiores) es de 23 mmHg. Como
normalmente sólo son necesarios de 1 a 3 mmHg de presión de oxígeno para el
soporte completo de los procesos químicos que utilizan oxígeno en la célula, se
puede ver que incluso esta baja Po2 intracelular de 23 mmHg es más que adecuada
y proporciona un factor de seguridad grande.
Difusión de dióxido de
carbono de las células de los tejidos periféricos a los capilares y de los
capilares pulmonares a los alvéolos
Cuando las células
utilizan el oxígeno, prácticamente todo se convierte en dióxido de carbono, y
esto aumenta la Pco2 intracelular; debido a esta elevada Pco2 de las células
tisulares, el dióxido de carbono difunde desde las células hacia los capilares
tisulares y después es transportado por la sangre hasta los pulmones. En los
pulmones difunde desde los capilares pulmonares hacia los alvéolos y es
espirado.
Así, en todos los
puntos de la cadena de transporte de gases el dióxido de carbono difunde en una
dirección exactamente opuesta a la difusión del oxígeno. Sin embargo, hay una
diferencia importante entre la difusión del dióxido de carbono y la del
oxígeno: el dióxido de carbono puede difundir aproximadamente 20 veces más
rápidamente que el oxígeno.
Por tanto, las
diferencias de presión necesarias para producir la difusión del dióxido de
carbono son, en todos los casos, mucho menores que las diferencias de presión
necesarias para producir la difusión del oxígeno. Las presiones del CO2 son
aproximadamente las siguientes:
1. Pco2 intracelular, 46
mmHg; Pco2 intersticial, 45 mmHg. Así hay un diferencial de presión de sólo 1 mmHg.
2. Pco2 de la sangre
arterial que entra en los tejidos, 40 mmHg; Pco2 de la sangre venosa que sale
de los tejidos, 45 mmHg. Así, la sangre capilar tisular llega casi exactamente
al equilibrio con la Pco2 intersticial de 45 mmHg.
3. Pco2 de la sangre que
entra en los capilares pulmonares en el extremo arterial, 45 mmHg; Pco2 del
aire alveolar, 40 mmHg. Así, una diferencia de presión de sólo 5 mmHg produce
toda la difusión necesaria del dióxido de carbono desde los capilares pulmonares
hacia los alvéolos.
Además, la Pco2 de la sangre capilar pulmonar disminuye hasta ser casi
exactamente igual a la Pco2 alveolar de 40 mmHg antes de que haya atravesado
más de aproximadamente un tercio de la distancia de los capilares. Este es el
mismo efecto que se observó antes para la difusión del o