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EUTANASIA:
Según la Real
Academia Española (RAE) la
eutanasia tiene por finalidad, evitar sufrimientos insoportables o la
prolongación artificial de la vida de un enfermo. La eutanasia se puede
realizar con o sin el consentimiento del enfermo.2
Para la Asociación
Médica Mundial (AMM):
La eutanasia, es decir, el acto deliberado de poner fin a la
vida de un paciente, aunque sea por voluntad propia o a petición de sus
familiares, es contraria a la ética. Ello no impide al médico respetar el deseo
del paciente de dejar que el proceso natural de la muerte siga su curso en la
fase terminal de su enfermedad.3
La Organización
Mundial de la Salud (OMS) indica,
en relación con la eutanasia
activa lo siguiente:4
Las definiciones de la eutanasia no son exactas y pueden variar
de una persona a otra, pero tienen varios elementos en común. La mayoría de los
comentaristas restringe su descripción a la eutanasia directa o 'activa', la
cual puede dividirse en tres categorías:
1) El homicidio intencional de aquellos que han expresado, de
manera libre y con competencia plena, el deseo de ser ayudados a morir;
2) El suicidio asistido profesionalmente; y
2) El suicidio asistido profesionalmente; y
3) La muerte intencional de los recién nacidos con anomalías
congénitas que pueden o no ser una amenaza para la vida.
Clasificaciones de eutanasia
En el contexto anglosajón, se distingue entre la eutanasia como
acción y la eutanasia como omisión (dejar morir). Su equivalente sería eutanasia
activa y eutanasia pasiva, respectivamente. También se utilizan, en forma casi
sinónima, las calificaciones de positiva y negativa respectivamente.
Sin embargo, la Organización
Médica Colegial española y otras
instituciones no aceptan la distinción terminológica entre «activa» y «pasiva»
. Consideran que la eutanasia es siempre deontológicamente
condenable, y que es distinta del acto médico de suspender un tratamiento
inútil.5
·
Eutanasia directa:
Adelantar la hora de la muerte en caso de una enfermedad incurable. Esta a su
vez posee dos formas:
·
Activa: Consiste en provocar
la muerte de modo directo. Puede recurrirse a fármacos que en sobredosis
generan efectos mortíferos.
·
Pasiva: Se omite o se suspende
el tratamiento de un proceso nosológico determinado (por ejemplo una
bronconeumonía), o la alimentación por cualquier vía, con lo cual se precipita
el término de la vida. Es una muerte por omisión.
De acuerdo con Víctor Pérez Varela, «la eutanasia pasiva puede revestir dos formas: la abstención terapéutica y la suspensión terapéutica. En el primer caso no se inicia el tratamiento y en el segundo se suspende el ya iniciado ya que se considera que más que prolongar el vivir, prolonga el morir».6
Debe resaltarse que en este tipo de eutanasia no se abandona en ningún momento al enfermo.
De acuerdo con Víctor Pérez Varela, «la eutanasia pasiva puede revestir dos formas: la abstención terapéutica y la suspensión terapéutica. En el primer caso no se inicia el tratamiento y en el segundo se suspende el ya iniciado ya que se considera que más que prolongar el vivir, prolonga el morir».6
Debe resaltarse que en este tipo de eutanasia no se abandona en ningún momento al enfermo.
·
Eutanasia indirecta: es la
que se verifica cuando se efectúan, con intención terapéutica, procedimientos
que pueden producir la muerte como efecto secundario. Por ejemplo, la
administración de analgésicos narcóticos para calmar los dolores. Los mismos,
como efecto indirecto y no buscado, provocan disminución del estado de
conciencia y posible abreviación del período de sobrevida. Aquí la intención,
sin duda, no es acortar la vida sino aliviar el sufrimiento, y lo otro es una
consecuencia previsible pero no perseguida. Entra así en lo que desde Tomás de Aquino se llama un problema de doble efecto.